¿Vida útil o nivel de servicio? Repensando el concepto de vida remanente en pavimentos

 


¿Vida útil o nivel de servicio? Repensando el concepto de vida remanente en pavimentos

Paul Garnica Anguas

Durante décadas, la ingeniería de pavimentos se ha estructurado alrededor de un concepto que, si bien ha sido útil en su momento, hoy parece cada vez más insuficiente: la vida útil del pavimento. Diseñamos estructuras para durar cierto número de años o millones de ejes equivalentes (ESALs), estableciendo horizontes de diseño típicos de 10, 20 o 30 años. Pero, ¿qué sucede realmente cuando esa "vida útil" se alcanza?

¿Cuándo termina la vida útil?

Ésa es una pregunta que rara vez tiene una respuesta clara. Un pavimento no colapsa al día siguiente de haber alcanzado su horizonte de diseño. Muchas veces sigue en servicio, aunque con deterioros acumulados. La razón es simple: la vida útil no es un punto, es un proceso. Y lo más importante: no representa un límite físico, sino una convención técnica o contractual.

  • En una concesión vial, alcanzar la vida útil puede implicar una obligación contractual: rehabilitar, repavimentar o renovar.

  • Pero en una red libre de peaje, gestionada por una entidad pública, alcanzar la vida útil no siempre conlleva una acción inmediata. Muchas veces ni siquiera se detecta oportunamente.

Esto evidencia un vacío: no se gestiona la vida útil como un parámetro operativo real. Más aún, se carece de herramientas institucionales para definir qué hacer y cuándo hacerlo, lo que conlleva decisiones reactivas y poco costo-eficientes.






La propuesta: migrar hacia el concepto de “nivel de servicio deseado”

La pregunta que deberíamos hacernos no es: ¿cuándo se termina la vida útil del pavimento?, sino:

¿Qué nivel de servicio quiero ofrecer, por cuánto tiempo, y con qué recursos?

Este enfoque permite transitar del paradigma estático de “vida útil” hacia uno dinámico de gestión del nivel de servicio, considerando variables como:

  • Condición funcional (IRI, rutting, agrietamiento)

  • Condición estructural (deflexiones, capacidad portante remanente)

  • Importancia estratégica del tramo (accesibilidad, conectividad, resiliencia)

  • Presupuesto disponible y restricciones técnicas

  • Cambios de contexto, como sobrecarga vehicular o eventos climáticos extremos

¿Cómo estimar la vida remanente?

Para estimar la vida remanente es necesario incorporar herramientas como:

  • Ensayos con equipo FWD (deflectómetro de impacto)

  • Modelos mecanicistas de deterioro progresivo

  • Análisis de datos de tráfico real (espectros de carga)

  • Evaluaciones funcionales continuas (IRI, GPR, PCI)

La vida remanente deja de ser un número absoluto y pasa a ser un indicador dinámico de gestión, sujeto a actualizaciones periódicas y ajustes conforme cambian las condiciones reales.





Hacia un enfoque más profesional y sostenible

Este cambio de paradigma también requiere nuevas capacidades institucionales. En el caso de las redes públicas, urge:

  • Establecer indicadores de nivel de servicio por tipo de vía

  • Crear sistemas de monitoreo y bases de datos confiables

  • Definir criterios de intervención preventivos, no reactivos

  • Alinear los programas de mantenimiento con prioridades de red, no con disponibilidad presupuestal improvisada



Conclusión

La vida útil, tal como se entendía, ha quedado rebasada. En su lugar, urge adoptar una lógica de servicio continuo, medible y gestionable, que permita tomar decisiones inteligentes en el momento adecuado. Porque un pavimento no fracasa cuando se termina su vida útil... fracasa cuando deja de prestar el servicio que se espera de él.



Comments

Popular posts from this blog

Bases y Subbases: Los Fundamentos Invisibles de la Resiliencia en pavimentos

¿Qué hacer cuando una carretera ya está construida sobre suelos expansivos?