¿Tiene sentido seguir hablando de “fallas” en pavimentos? Replanteando el concepto desde el enfoque de servicio y resiliencia
¿Tiene sentido seguir hablando de “fallas” en pavimentos? Replanteando el concepto desde el enfoque de servicio y resiliencia
🚧 Introducción: El fin de la era de la “falla”
Durante décadas, el diseño y gestión de pavimentos se ha basado en la noción de vida útil: un período predeterminado (20, 30 o más años) al final del cual se espera que el pavimento “falle”. Esta concepción proviene de los métodos tradicionales como AASHTO-93, que calculan espesores en función de la capacidad estructural frente a millones de ejes equivalentes esperados. Al alcanzarse esa meta, se asume que el pavimento ha terminado su vida y se requiere su reconstrucción o rehabilitación mayor.
Sin embargo, esta forma de pensar ya no refleja las necesidades actuales de gestión de redes viales, donde el enfoque ha evolucionado hacia niveles de servicio, resiliencia, y adaptación continua.
🛣️ ¿Qué entendemos por “falla”? ¿Y qué deberíamos entender?
Tradicionalmente, se habla de “falla” cuando un pavimento:
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Supera un límite de agrietamiento por fatiga,
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Presenta deformaciones inaceptables (como ahuellamientos),
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Muestra deterioros superficiales (pérdida de textura, baches),
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O simplemente cuando el IRI (Índice de Regularidad Internacional) excede un umbral específico.
Pero esto no significa que el pavimento haya perdido su funcionalidad.
Propuesta de nuevo enfoque:
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Evaluar el estado del pavimento en función de niveles de servicio deseados (comodidad, seguridad, capacidad estructural residual, drenaje funcional).
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Incorporar conceptos como vida remanente y intervención por desempeño en lugar de simplemente vida útil por tiempo o tráfico acumulado.
🔄 Hacia un modelo de gestión basado en desempeño y resiliencia
Los nuevos paradigmas de gestión vial —particularmente en redes concesionadas y programas de conservación por desempeño— promueven modelos como:
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Monitoreo continuo de indicadores clave: IRI, deterioro superficial, deflexiones, fricción, etc.
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Intervenciones preventivas o de refuerzo según evolución real del daño.
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Extensión de vida útil funcional a través de mantenimientos adecuados, uso de geosintéticos, reciclado in situ, tratamientos superficiales, etc.
Este enfoque reduce costos, evita interrupciones y es más sostenible.
🧭 ¿Qué cambia en la toma de decisiones?
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Ya no se trata de “esperar a que falle” para intervenir.
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Se prioriza mantener el nivel de servicio objetivo durante el mayor tiempo posible.
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El criterio se vuelve más económico y estratégico, menos reactivo.
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Las decisiones incorporan factores como riesgos climáticos, crecimiento del tránsito, sobrecargas, y evolución de las condiciones de soporte.
🛠️ Herramientas para el enfoque moderno
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Backcalculation de módulos estructurales con FWD o TSD.
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Modelos de desempeño calibrados localmente.
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Sistemas de gestión vial (HDM-4, RED, dTIMS, etc.).
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Indicadores integrados: IRI, PCI, deflexiones, deterioros visuales.
📌 Reflexión final
La pregunta ya no es “¿cuándo fallará el pavimento?” sino “¿qué nivel de servicio queremos ofrecer y durante cuánto tiempo?”
Este cambio de paradigma permite una gestión más proactiva, sostenible y centrada en el usuario, y requiere que nuestras metodologías de diseño, conservación y evaluación se actualicen para estar a la altura de este nuevo enfoque.
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