La importancia de la gestión de activos carreteros: profesionalismo y responsabilidad

 La importancia de la gestión de activos carreteros: profesionalismo y responsabilidad

Paul Garnica Anguas


La gestión de activos carreteros es uno de los pilares fundamentales para garantizar redes viales eficientes, seguras y sostenibles. Sin embargo, en muchos países, la falta de una estrategia clara y profesional ha llevado a deterioros acelerados, inversiones mal dirigidas e infraestructura que no responde a las necesidades del desarrollo económico y social.

En este blog, analizaremos qué implica la gestión de activos carreteros, quiénes deben asumir esta responsabilidad dependiendo del tipo de red y por qué es vital profesionalizar el sector para dejar atrás la improvisación.




¿Qué es la gestión de activos carreteros?

La gestión de activos carreteros no es solo mantener el pavimento en buen estado. Es un enfoque integral que incluye:

  • Identificación y evaluación de activos: Pavimento, puentes, drenajes, señalización, cortes y terraplenes.
  • Planificación estratégica: Priorizar intervenciones con base en el estado actual y proyecciones de deterioro.
  • Optimización de recursos: Balancear costos de mantenimiento, rehabilitación y reconstrucción.
  • Monitoreo continuo: Usar tecnología para recopilar datos en tiempo real sobre el desempeño de los activos.

Este enfoque permite tomar decisiones informadas que prolongan la vida útil de las carreteras, optimizan recursos y mejoran la seguridad vial.


¿Quién debe ser responsable según el tipo de red?

El nivel de responsabilidad en la gestión de activos carreteros varía dependiendo del tipo de red. Aquí un desglose:

  1. Red federal:

    • Responsable: El gobierno central (secretarías o ministerios de transporte e infraestructura).
    • Desafíos: Extensión de la red y diversidad de condiciones climáticas y de tráfico.
    • Solución: Establecer políticas de mantenimiento preventivo y sistemas de gestión integrados a nivel nacional.
  2. Carreteras de cuota:

    • Responsable: Generalmente concesionarios privados.
    • Ventajas: Generan ingresos por peajes, lo que facilita la inversión en mantenimiento.
    • Desafíos: Asegurar que los concesionarios cumplan con estándares de calidad y seguridad.
    • Solución: Auditorías regulares y esquemas de concesión que prioricen la calidad del servicio.
  3. Red estatal o local:

    • Responsable: Gobiernos estatales o municipales.
    • Desafíos: Presupuestos limitados y falta de personal capacitado.
    • Solución: Crear alianzas con el sector privado y capacitar a equipos locales en gestión de activos.
  4. Redes concesionadas o bajo esquemas de APP (Asociaciones Público-Privadas):

    • Responsable: Empresas privadas en colaboración con el gobierno.
    • Ventajas: Se comparten riesgos y costos.
    • Desafíos: Garantizar la transparencia y cumplimiento de los acuerdos.
    • Solución: Diseñar contratos claros con indicadores de desempeño.



La necesidad de profesionalizar el sector

Históricamente, la gestión de carreteras ha estado marcada por la improvisación, donde las decisiones se toman con base en necesidades inmediatas o intereses políticos, dejando de lado la planificación técnica y a largo plazo.

Para romper este ciclo, es imprescindible:

  1. Formación de especialistas:

    • Capacitar a ingenieros y gestores en herramientas modernas de gestión de activos.
    • Impulsar certificaciones y programas educativos especializados.
  2. Adopción de tecnología:

    • Implementar sistemas de información geográfica (GIS) y monitoreo de condición vial con drones y sensores.
    • Usar modelos predictivos para anticipar necesidades de mantenimiento.
  3. Transparencia y rendición de cuentas:

    • Crear marcos regulatorios que obliguen a los responsables a justificar sus decisiones.
    • Involucrar a la ciudadanía en el monitoreo del estado de las carreteras.
  4. Planeación a largo plazo:

    • Sustituir la visión de corto plazo por estrategias multianuales que prioricen el mantenimiento preventivo sobre las reparaciones urgentes.



El costo de la improvisación

La improvisación en la gestión de activos carreteros tiene consecuencias graves:

  • Económicas: Reparaciones más costosas y pérdida de competitividad económica.
  • Sociales: Accidentes y aislamiento de comunidades.
  • Ambientales: Reconstrucciones innecesarias que generan residuos y emisiones.

Por el contrario, una gestión profesional garantiza no solo la conservación de las carreteras, sino también una mejor calidad de vida para los usuarios.


Conclusión: Hacia un nuevo paradigma

La gestión de activos carreteros debe evolucionar hacia un modelo profesional, planificado y sostenible. Esto implica definir claramente quién es responsable de cada tipo de red y dotar a estas entidades de las herramientas y conocimientos necesarios para cumplir con su labor.

Dejar de improvisar no es solo una cuestión técnica; es un compromiso con el desarrollo de nuestras comunidades, la seguridad de los usuarios y el futuro de nuestras infraestructuras. Tapar baches no es gestión de activos.

¿Qué opinas? ¿Cómo crees que podríamos mejorar la gestión de nuestras carreteras? Comparte tus ideas y sigamos construyendo un futuro vial más sólido.

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